24 de enero de 2014

En una visita a Culla, recordé mi infáncia en su escuela.

Cuando entré no creía lo que veía, era posible lo que estaba viendo, no es posible, pero sin embargo lo era. Hay que ver el buen gusto que tiene la gente de guardar en buen estado sus recuerdos.
En un pueblo pequeño, en medio de la montaña, con pocos habitantes, y que envidia sana les tengo.

Parecía que no había pasado el tiempo, ni para aquella pequeña y lejana escuela, ni para mis recuerdos, parecía que no había pasado el tiempo, cerraba los ojos y veía nuestra escuela con aquellos viejos pupitres de madera y aquellos antiguos mapas, hasta el tintero para poner la plumilla para escribir.
¿A quién no le ha caído una gota de tinta en su cuaderno? Claro eran otros tiempos y el bolígrafo BIC, aún no existía para nosotros.

Que se habrán hecho de aquellos viejos pupitres que teníamos en la escuela, ¿no podríamos tener nosotros algo parecido en nuestro pueblo?

Parece mentira, pero que recuerdos de antaño tenemos para recordar, por no tener no tenemos ni un museo etnológico en donde guardar nuestros viejos aperos de labranza y por que no los utensilios que utilizaban nuestros viejos marineros.

Espero que algún dia lo podamos ver y sentirnos orgullosos de nuestros orígenes, de nuestro pasado, y no verlo en otras poblaciones.
Creo que Moncofa se lo merece, y si queremos ser un municipio turístico, poder ofrecer a nuestros visitantes, parte de nuestra história.

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