De repente nos dimos cuenta que no era agua solo lo que caía, ya que se apreciaba unos minúsculos granizos, de momento su intensidad cada vez era mayor y poco a poco junto con el agua se veía el suelo blanquecino.
La calle llena de granizo, los coches en sus partes superiores todas blancas y las aceras de nuestras casas para no ser de menos parecían pistas de patinaje.
Hablando con personas más mayores, no recuerdan un fenómeno meteorológico de ésta envergadura. Somos una población eminentemente agrícola, aunque ahora estamos en horas bajas, pero éste fenómeno siempre ha sido un enemigo natural de los agricultores, ya que va unido a desperfectos, destrucción y malos momentos económicos, ya que en algunos casos ha sido el motivo de grandes desastres para las diferentes cosechas de nuestras tierras.
Espero que en ésta ocasión no hayan habido desperfectos significativos, debido principalmente a la época en que estamos y que la piedra ha sido pequeña y acompañada de mucha agua, y por lo tanto a los árboles espero les haya afectado muy poco.
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