14 de noviembre de 2023

Reflexion de Gabriela Alemany en su mural sobre el 600 anversario del desembarco.


Gabriela Alemany Martí y su equipo ya han finalizado el mural que conmemora el 600 Aniversario del Desembarco de Santa María Magdalena en Moncofa, y a ello se ha referido con la reflexión que hemos podido sacar del comentario en su Facebook y para darle mayor relevancia hemos reproducido la fotografía que ella misma ha publicado.
Por todoo ello y por sus reflexiones le damos nuestra enhorabuena.

"El Ayuntamiento de Moncofa, y por encargo directo de su alcalde, Wenceslao Alós, cuyo interés por mi trabajo tanto agradezco, me planteó la oportunidad de pintar un mural conmemorando el desembarco de la efigie de María Magdalena, patrona de la población, en la Ermita dedicada a la santa.

Confieso que durante todo el verano la propuesta me supuso no pocas interrogantes de índole extra pictórica, dada la naturaleza tan singular y tan significativa del templo. Me preguntaba si era adecuado o no tocar el blanco de los muros de la Ermita, pero como va en la materia misma de la actividad artística el plantearse retos, a la vez que dudaba me iba formando poco a poco ciertas ideas sobre el modo en que podría minimizar la pérdida que podría suponer mi intervención, con alguna ganancia diferente o de un orden superior.

Y entonces es cuando se fueron sustanciando algunas alternativas que son las que cualquier viandante puede apreciar ahora. En primer lugar era preciso deslindar el hecho histórico, más o menos contrastado, del arribo de la escultura con Centelles, de los imperativos estéticos, ya que una escultura en su embarcación no suponía por sí misma un gran atractivo pictórico. Así que lo que he intentado representar no ha sido ese hecho, que dificultaba el dinamismo de la imagen, sino otro acontecimiento no menos importante, pero de naturaleza psicológica, que es el de la recepción que ofrecen las gentes de Moncofa a dicho evento. Y que es, entonces pero tambíén en la actualidad, en cada desembarco de nuestra fiesta grande, no la llegada de la escultura, sino la de la santa misma y patrona.

Un aspecto más grato de este exigente proyecto es el de que me permitía desarrollar algunas de las técnicas recibidas de la pintura historicista romántica que tanto aprecio. En cuanto a la iconografía de María Magdalena, también he tenido que tomar algunas decisiones difíciles. En primer lugar con el color de su vestido, puesto que habitualmente se la representa de rojo, para enfatizar su natural apasionado. El rojo se me antojaba demasiado marcado, capaz de opacar el conjunto de la composición. Por otro lado, el verde del vestido real de la actual imagen de la Magdalena peca de todo lo contrario, así que me decidí por el amarillo, que es también un color penitencial. No en vano era el color de los juzgados por el Santo Oficio, y el culto a la Magdalena siempre estuvo teñido de una cierta libérrima heterodoxia en el catolicismo, a diferencia de la reverencia profesada a la misma, como la primera apostol, en la Iglesia oriental. También enfaticé su carácter penintencial con la calavera en la cubierta de la barca, pues aunque la calavera corresponde a una iconografía posterior a la característica del hecho histórico recogido, se generalizó tanto en el Barroco y en el Romanticismo, como para considerarme por así decir autorizada para su incorporación.

No me corresponde a mí juzgar lo realizado. Se trata de un verdadero trabajo de equipo gracias a la ayuda, apoyo y entrega incondicional de mis compañeros y amigos Evaristo Millan y Vicente Alemany. Son muchos los agradecimientos que habría de repartir, pero esas personas lo saben como se saben las cosas del corazón. Cualquiera que se dedique, de una manera u otra a la creación, reconocerá que la perfección es un espejismo transitorio, pese a ello puedo decir que lo he intentado hacer lo mejor que sé y que, en conjunto, estoy satisfecha con el resultado."


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