Moncofa cuando llueve con abundancia y cada vez con menos intensidad,
siempre tiene la preocupación de nuestro río, al que tenemos muy cerca de la
población y estamos pendientes de su caudal, y
cuando llueve en abundáncia y baja por su cauce sus aguas bravas, utilizamos esta frase:
“que baixa el Riu” y es motivo para muchos
ciudadanos desplazan hasta su cauce para ver desde sus puentes sus aguas rojizas y enfurecidas
con su murmullo peculiar, desplazarse hacia el mar y convertir las aguas del
Mediterráneo como un manto marrón.
Esto es
siempre mucho mejor que aquella otra frase que en algunas ocasiones la
gente de Moncofa decía: “que ve el riu”, y no
era otra cosa que el aviso previo para prepararse y refugiarse y así evitar ser
sorprendidos por sus aguas desbordades que llegaban dentro de la población. Esta es la preocupación que
tiene Moncofa de su río, el Belcaire.
El río nace en las entrañas de la Sierra de Espadán, en el término de
Alfondeguilla aunque sobre su origen exacto no hay un acuerdo unánime, ya que
son innumerables los barrancos que conforma su orografía y por lo tanto de
difícil asignación, como pueden ser el Barranc
de les Vinyes, la Horteta o el Barranco de Eslida, por una parte hasta llegar
hasta la Gruta de San José.
Se desplaza hasta recoger un poco más abajo las aguas del barranco
d’Aigualit y siguiendo su cauce unos kilómetros más abajo, en la zona de la
Mezquita se le une la rambla de “Cerverola” que recoge las aguas de diferentes
términos, como son los de La Vall d’Uixó y Soneja hasta llegar al de Sagunto pasando por los de Azuébar,
Soneja, Algar y Alfara por medio de multitud de barrancos y ramblas que encauzan sus aguas hasta llegar a su lecho.
A lo largo de la historia ha tenido bastantes nombres, siendo su
denominación más antigua la del Belcayde, como decía Antonio J. Cavanilles en
su trabajo de “Observaciones sobre la
historia natural geográfica, agricultura, población y frutos del Reyno de
Valencia” en 1794 en las páginas 113/114
apartado 21, habla de Moncofa y de nuestro río como luego nos referiremos.
También se comenta su denominación como “riu de Uxó”, para demarcar dos
zonas administrativas la de Castellón y la de Valencia.
Algunos estudiosos comentan que el verdadero nombre de río Belcaire
corresponde desde la intersección de su cauce desde Alfondeguilla, a denominarse como el Barranc de San Josep y
con la incorporación de la Rambla de Cerverola vendría a llamarse el río
Belcaire.
Su cauce recoge las aguas pluviales de zonas a más de 500 metros de altitud
en el término de Alfondeguilla, para llegar al de la Vall d’Uixó y Nules para desembocar
al de Moncofa; recorre unos veinticinco kilómetros aproximadamente según opiniones;
su cauce al principio tiene bastante desnivel, y va disminuyendo progresivamente según
va llegando hasta nuestro término municipal
“en el que su llanura es tan horizontal , que apenas pueden recorrer las aguas” según manifiesta Cavanilles.
Dado el poco desnivel de su orografía, radicará ahí su problema que debido
a las torrenciales lluvias en toda su cuenca cercana a los 100.000 m2, la
acumulación de sus furiosas aguas son desbordados sus bajos márgenes, por lo que
Moncofa, y su población siempre ha tenido que estar pendiente de él.
Decía Cavanilles que ”El río Belcayde
es el enemigo insuperable de Moncofa, porque dexa arenas en los campos y se
lleva la tierra vegetal y las cosechas”
y continuaba diciendo que hasta el camino real (hoy nacional 340) venia
encauzado “pero al pasarla bajaba libre y
se derramaba sin freno hacia Moncofa, excavando barrancos que cubre y renueva en
sus diferentes avenidas, destruyendo de este modo las posesiones de esta
población hasta que llegando a los sitios aguanosos de Almenara, se extiende y
los anega por mucho tiempo, renovándose la escena de destrucción, cinco o seis
veces al año”
En esta descripción comprendemos la inquietud constante que nuestros conciudadanos han tenido con el Belcaire y su cauce, con los desastres
que en sus diferentes riadas causaban y por ello estaban siempre a la merced de
sus aguas, sin ningún medio para poderlo evitar.
No solo era el daño que
producía en sus avenidas, sino el que provocaba sus aguas cuando se estancaban
en los marjales y “sin movimiento exhala
vapores mefíticos que los vientos de sueste traen a la población, y con ellos
enfermedades”.
También comenta Cavanilles en su escrito que “los 200 vecinos a pesar de las dificultades sembraban cebada, trigo y
judías, y en el término también tenían moreras , olivos y algarrobos, en cuanto
a la población y sus vecinos refleja que la población apenas ha aumentado y
muchas casas estaban en ruina”.
Finalmente, también podemos leer en sus escritos, en lo referente al río,
lo siguiente: “Otro seria el aspecto de edificios
y vivientes si se pudiese practicar un cauce, y contener en él las furiosas
avenidas del Belcayde”, y continuaba diciendo “pero esta obra útil pide fondos superiores á los de un particular,
aunque sea rico, y jamás se debe esperar de los vecinos vista su pobreza”
Con estos relatos que he seleccionado
del botánico y naturalista Antonio J. Cavanilles, por conocer un poco la historia
del río, ahora voy a comentar la variación que ha sufrido su cauce por nuestras
tierras.
Efectivamente, el término de Moncofa empieza desde un poco más arriba del
puente del tren y la Nacional 340 (que son del término de Nules) por el Camino
del Límite con el municipio de la Vall d’Uixó, y por su paso por el puente de
la 340 podemos observar en diferentes fotografías los daños que produjo el río
en la primera riada que tenemos constancia, (ya que los archivos municipales se
destruyeron en la Guerra Civil 1936-1939) será la del año 1951 que descarnó la
carretera rebasando por encima ambos puentes, anegando la mayor parte del término,
llegando sus aguas al casco urbano y al del poblado marítimo.
En algunos lugares de la población subió el agua hasta el metro y medio,
como dicen los informes del Ayuntamiento al Gobernador Civil “ocasionando muchos daños, pero sin
desgracias personales”, aunque en algunos casos estuvieron a punto de
perecer algunas personas tanto en la calle San Pascual y en la partidas de la
Torre y del Tamarit que fueron salvadas estas últimas por unos pescadores con
su barca que los rescataron; también fueron salvados algunos animales domésticos subiéndolos
por la escaleras al piso superior de sus
viviendas para que no se ahogasen.
El Belcaire llega al término de Moncofa por la partida Corral Vell o
Carrasquetes y la partida la Verónica o Barranquet, empiezando sus enfurecidas aguas a buscar su
cauce. No será hasta la zona de la autopista en su parte nordeste cuando
desviaba parte de su caudal en busca del Riuet (en donde está el Motor de les Palafangues) y se desplazaba en
busca de la partida dels Amplets, también
es conocida esta zona como el Pantano,
por la construcción sendos muros que se hicieron en su interior a
principio del siglo XX para evitar que se saliese por dicho punto.
Siguiendo su curso entre la partida de els
Molsars y els Amplets o Bovalars,
un poco más ha bajo de la ganadería del Gallo, cerca del camino la Senda Lom se
desviaba hacia el sur, en lo que conocemos como el riu Vell en el que transcurre
en parte por dicho senda hasta coger el Camino Ràfol, llegando hasta el camino
Cabras y de ahí se extendía en busca de Els
Fontanals, Saladars y Bovalars i
la Torre, llegando hasta las zonas más al norte en las partidas de les Palafangues
y Tamarit.
Según nos consta, el Ayuntamiento de Moncofa en julio de 1933 ya remitió un
escrito a La Confederación Hidrográfica del Júcar, solicitando el encauzamiento
del río Belcaire, en evitación de los daños a los cultivos que produce a falta
de salida fácil al mar, siendo autorizado el estudio del citado proyecto en
octubre del mismo año, motivando la
redacción del necesario presupuesto de gastos, siendo aprobado éste en junio de
1934 con un presupuesto inicial de
769.470,18 ptas unos 4.624,637 € de los
cuales Moncofa debería pagar un 25% durante 20 años
Pero no fue hasta principios del año
1942, cuando se propuso de nuevo la necesidad de estas obras con el desvío de
nuestro río y el encauzamiento de su cauce, que tantos daños ocasiona a la
agricultura, ya que estaban afectadas unas 10.000 hanegadas según consta en el
citado expediente, y la Confederación contesta al Ayuntamiento notificando la
autorización de los estudios pertinentes para realizar dichas obras.
El 16 de noviembre es recibido en la Confederación el escrito del Ingeniero
Jefe de Aguas remitiendo el informe favorable a sus superiores para la
aprobación del Proyecto de encauzamiento del río Belcaire, en el término
municipal de Moncófar, suscrito por el Ingeniero de Caminos D. Juan Aura
Candela el 31 de agosto de 1942
El 27 de noviembre de 1942 se da la orden de hacer el anuncio de
información pública, y es publicado posteriormente en el B.O. de la provincia, con la siguiente nota:
Consisten las obras de
encauzamiento en un muro de gaviones metálicos de cuatrocientos ochenta y siete
metros de longitud para evitar las inundaciones del pueblo de Moncófar y en un
canal prolongación del río Belcaire, atravesando los terrenos de cultivo hasta
el mar en una alineación recta, de mil cuatrocientos ochenta metros.
Este canal tendrá un ancho en la
base de veinte metros y una lámina de agua de dos metros cincuenta centímetros,
más un resguardo de cincuenta centímetros. A ambos lados del canal irán dos
caminos aprovechando las tierras sobrantes de la excavación. Los caminos
existentes cruzarán el canal en forma de badén y las acequias en sifón.
El día 6 de mayo de 1944 la Confederación comunica al Ayuntamiento que
dicho expediente se aprueba con el citado presupuesto, y el 25 de septiembre de
1944 se ponen a disposición de la administración los terrenos afectados en las
partidas Els Molsars, Bovalar y la Torre para la ejecución del citado proyecto,
a condición de cobrarlos al precio
corriente de la época, siendo los afectados cuarenta propietarios.
En 1945, iniciadas las obras, se pide por parte del Ayuntamiento al Ministerio
que se modifique el citado proyecto con el fin de que el nuevo canal que se abra, se construya con piso y paredes de hormigón.
Esta sería la primera de las tres modificaciones o fases que se realizaron
posteriormente hasta verlo como lo tenemos en la actualidad.
Por lo tanto hemos vivido durante casi veinte años desde el inicio de las
obras, con sus correspondientes fases, y las diferentes obras, que en el
transcurso de las mismas han mitigado
sus consecuencias. Las inundaciones por las pertinentes avenidas y riadas cada
vez más se han visto reducidas y las preocupaciones y problemas para los propietarios
de los campos y vecinos de Moncofa van desapareciendo, y gracias a su nuevo encauzamiento
y desvío se van disminuyendo las riadas en el tiempo cada vez más y han dado el
fruto esperado.
Podemos destacar como más importantes las riadas del 11 de septiembre de
1951, en la que estaban las obras paralizadas durante dos años y hasta el mes
de diciembre vinieron otras dos avenidas que inundaron de nuevo una cuarta parte
del término municipal.
En el 11 de octubre 1956, también hubo otra gran riada que llegó sus aguas
a invadir el término e inundar las calles de la población y las del poblado
marítimo, ocasionando grandes daños en la agricultura.
La tercera riada con graves consecuencias para la agricultura y la economía
de Moncofa fue la del 13 de octubre de 1962, anegando sus campos y perdiendo
las cosechas sembradas.
Por último citaremos la del 25 de octubre 2000, en la que se desbordó el
río por el camino se “Xilxes de Baix”, por el lado del Gallo, llegando el agua
hasta la calle San Antonio y la Cenia, siendo famosa por las alertas del Ayuntamiento, con las
canciones de Raimon.
Por lo tanto sin miedo a equivocarme me referiré al río Belcaire como un
cúmulo de problemas y preocupaciones para la población de Moncofa, aunque en
principio se ha visto beneficiado muy poco, por ejemplo citaré, la calidad de nuestras
tierras por los aluviones y sedimentos que ha dejado, y otro factor importante
ha sido el del nivel freático en su subsuelo que vio la transformación de
tierras de secano en regadío.
Todo ello ha tenido sus consecuencias, primeramente con la construcción de
las cenias y luego a partir de principios del siglo XX con la construcción de
los pozos de riego, y la renuncia a regar de las aguas del pantano de María
Cristina y posteriormente con los sedimentos vertidos en él de las fábricas de
piel de la Vall d’Uixó y de Nules, ahora tenemos una nueva preocupación con construcción
de la balsa de la Vall.
En los años 80 nuestra agricultura pasó una época preocupante, ya que las
aguas que regaban nuestros campos se salinizaron, debido a que en todo el cauce
de nuestro río proliferaron por ambos lados los pozos de riego con la
extracción de sus aguas subterráneas y la transformación de tierras de secano
en regadío, principalmente naranjos, y que posteriormente ocasionó los graves problemas
de la sal y de los nitritos.
Hoy tenemos hechas las infraestructuras que decía Cavanilles, y ahora es
mucho más difícil llegar a estos extremos, y esperamos que los técnicos hayan
acertado y los políticos accedido a las diferentes infraestructuras que se han
realizado en torno al Belcaire y en los diferentes PAI’s, realizados en la plena
especulación inmobiliaria que hemos sufrido.
Ojalá nunca nos veamos arrepentidos de no haber hecho las cosas bien,
porque la naturaleza es sabia y siempre busca su cauce natural, y nuestro río,
el Belcaire, queramos o no, está y estará siempre presente en nuestras vidas.
Pepe Franch
Moncofa, 22 marzo 2018
PD:
Este artículo sirvió como preámbulo al que edité mas resumido en el CRÓNICA de Moncofa (pàgina 11 y con el pretendo exponer las diferentes actuaciones que se han realizado en el Belcaire, hasta tener la situación actual.
En posterioridad iré editando diferentes artículos de todo los expuesto y que afecta a Moncofa, su término y sus habitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario